Venid, namekianillos

Es en este puente-días-de-fiesta-llámalo-como-quieras de diciembre que hemos dejado atrás cuando históricamente decorábamos la casa de Navidad, años atrás, de renacuajo, con mis padres. Este año, en casa, ha sido imposible. El único detalle que hace que parezca que estamos a menos de dos semanas de Nochebuena es una flor de pascua y un colgante de un muñeco de nieve que no me di cuenta de quitar después de Reyes y que se ha llevado diez meses y medio en un cajón del mueble del hall.

Así que me ha dado por plantearme cuántas más personas siguen esta tradición milenaria de esa regla no escrita por la que parece obligatorio poner en estos días el árbol y el belén. Tú, que me estás leyendo: ¿Pones solo el árbol? ¿Solo belén? ¿Árbol sintético o natural? ¿Tipo de adornos en el árbol? ¿Figuras collector’s edition o las que pilléis en el chino de la esquina? ¿Pasas de todo esto?

Pues os cuento en mi caso.

Árbol natural. Cada año dejamos crecer algunos cipreses y le dejamos la copa sin podar, en estas fechas se recorta la copa y queda un árbol tan apañao como asimétrico. Así se tiene árbol natural sin matar a nadie y limitando residuos plásticos. Ejquelotienetó. Los adornos del árbol son figuras de madera o trapo que hemos ido comprando a lo largo de los años: Un angelito con un jet pack propulsor. Un ratón en una bota. Un moñeco de nieve esquiando entre las ramas. Os hacéis una idea. También alguna bola, marrones, parecen como piñas. Así se mezclan con las propias bolillas de los cipreses. Y plumas marrones. Mucha pluma. La pluma siempre es bien. (Si es ibérica, mejor: es lo que diría mi padre). Un reno con las piernas y brazos abiertos a modo de estrella en la copa.

Muy ecléctico todo.

Un belén de figuras de papel. Y el belén de Playmobil. Por supuesto A ver si encuentro fotos de la reinterpretación que hice hace algunos años.

Adornos sueltos en lámparas y cuadros (de los que suele pasar que de alguno, un día en febrero lo ves y te preguntas cómo lleva ahí dos meses sin guardar en su caja).

Dos muñecos de nieve, Tommy y Tina, de unos 60cm, vestidos de tiroleses, en la entrada, dando la bienvenida.

Un belén de madera que hice en Pretecnología en 6º de EGB y que aún conservo, con figuras de plastilina.

También bastante ecléctico, porque pongo por ahí un reno al lado del ángel y a Piccolo encendiendo la hoguera de los pastores. Un Papá Pitufo y un P-chan. Piccolo es un moñecote de estos de goma que daban en los paquetes de Matutano a mediados de los 90.

Gorros de Santa Claus repartidos por la casa para que los use quien quiera que venga.

En fin  lo normal, vaya.

Por cierto, para quien tenga problemas con la presencia de un namequiano, un cerdo transformista o un hobbit azul en un belén… aclaro que me limito a escoger representaciones de distintas fuentes literarias para un crossover customizado.

Que Marvel lleva más de medio siglo haciéndolo y tan bien, ¿no?

Al fin y al cabo, la Biblia como obra literaria no deja de ser el primer crossover de ficción de la Historia.

Pilotando hacia Trántor

No había leído las declaraciones de Jonathan Nolan al respecto, y después de hacerlo, y sabiendo quién es y que es HBO quien anda en el tema, respiro más tranquilo.

Asimov ya ha sido mancillado antes, pero hacerlo con la Fundación sería sencillamente imperdonable. Y aunque ahora está indudablemente de moda, lo cierto es que hay pocos pilotos mejores que actualmente nos puedan transportar a Trántor. Aquí un extracto:

“That’s a set of books where the influence they have is just fucking massive; they have many imitators and many have been inspired by them, but go back and read those, and there are some ideas in those that’ll set your fucking hair on fire”.

Y añado: HARI SELDON ES DIOS. Period.

Noticia en The Guardian

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Me gustan las cerezas

No suelo tener mucho tiempo para probar demos, pero en este caso hice una excepción, más que nada para catar si mis impresiones iniciales iban encaminadas. No defraudó. Y no son muchos los títulos a los que la Edge le concede un 10. SMW3D o Mario Kart ya son motivos de sobra para tener esta máquina, pero no cabe duda que el público potencial es más limitado. Bayonetta 2 es ese título de lanzamiento de una consola que el mercado actual relega a asomar con dos años de retraso y que ya iba haciendo falta en esta plataforma. Un juego de Sega en toda regla y en el mejor sentido de la acepción. Como se ha escrito, en este caso, lo que unos pierden, Nintendo lo gana.

Hora de ser traviesos, angelitos míos.

Hi-yo, Silver!!!

En mis reiterados plazos con retraso, ayer me apeteció ponerme al día con esta adaptación y, macho, qué agradabilérrima sorpresa. Había escuchado (de refilón, porque soy bastante talibán en lo que respecta a mi virginidad de películas que no he visto) toda suerte de comentarios negativos tanto sobre la calidad de la cinta como de la adaptación en sí. Pppppapppppparrrrruchas. Una peli clásica de aventuras, con acción (obviamente irrealista a posta), inesperadamente divertidísima en la que Johnny Depp roba el protagonismo al héroe y que casi te deja la sensación y la sonrisa de haber asistido a una de esas cintas de aventuras de cuando eras pequeño. ¿Que han sido libres en la adaptación? So what? Hi-yo, Silver!!!

Hi-Yo Silver

Flautas parlanchinas, dragones alcaldes, brujas popstar y las cosas que se fuman

Me pasa mucho que la gente no recuerda detalles que para mí son vívidos. Hace tiempo podíamos entrar en debate, pero hoy en día tenemos Google, Youtube, la Wikipedia y otra suerte de quitaporfías.

Pufnstuf es uno de esos detalles que nadie recuerda. Y menos por ese nombre, desde luego. Si pretendo tener una oportunidad tengo que nombrar a un niño llamado Jimmy, una flauta mágica parlanchina, un dragón amarillo o una bruja montada en escoba con side-car y su buitre lacayo.

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¿No? Pues el caso es que llevaba tiempo queriendo dedicar una entrada a esta peña, y Halloween parecía un día especialmente idóneo. So let’s move on. Y por orden.

Sid y Marty Krofft son una pareja de hermanos que tuvieron una importante influencia en la televisión infantil y juvenil americana durante los 70 y los 80. Algo así como un Jim Henson con menos repercusión exterior y (aún) menos presupuesto. Entre las varias creaciones que parieron, de las cuales honestamente conozco menos que poco, destaca especialmente la que nos ocupa.

Sid&Marty

«H.R. Pufnstuf» fue una serie de televisión infantil creada por los Krofft a finales de los 60. De hecho, fue su primera serie «live-action» con marionetas de tamaño real. Contó con diecisiete episodios emitidos en la NBC entre septiembre y diciembre del 69, que fueron repetidos en varias ocasiones durante los 70 y hasta mediados de los 80.

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La serie toma su nombre de su personaje principal, el dragón amarillo H.R. Pufnstuf, alcalde de la Isla Viviente. Incidentalmente, el origen a su vez de este personaje es ciertamente curioso. Fue la mascota de la Exposición Universal del 68 en San Antonio, Texas (la HemisFair ’68), aunque inicialmente había sido creado para un espectáculo llamado Kaleidoscope que los Krofft produjeron para el pabellón de Coca-Cola de esta Exposición. Su nombre por entonces era Luther, aunque sería rebautizado cuando diera el salto a la serie de televisión, que tomaba por otra parte algunas premisas de este show.

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Y aunque la serie lleva el nombre de este dragón, lo cierto es que la historia gira entorno a un chaval de unos once años llamado Jimmy y una flauta mágica que habla, y los intentos de una bruja por hacerse con ella y los amigos que hace en la isla para impedirlo.

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Así que… ¿de qué va esto en realidad, no? Vale. Atentos y flipemos solo lo justo.

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Jimmy es un chico al que le gusta cantar y bailar, y que normalmente vive en su mundo, lo que le hace ganarse algunas broncas por parte de sus profesores por falta de atención. Un día se encuentra en el suelo una flauta dorada… que le habla. Freddy, dice la colega que se llama. Y se hacen buenos amigos. Dando un paseo se encuentran con un misterioso bote atracado a la orilla del río, alegremente decorado, y que les anima a montarse y llevarlos a la Isla Viviente, hogar del baile, árboles parlantes y ranas cantarinas. Sí, el bote también habla. Sin hacer caso a las más básicas recomendaciones acerca de no hablar con extraños (ni a la más primaria aún de no responder a objetos si estos te hablan), Jimmy y Freddy se embarcan en una agradable travesía que pronto se torna peligrosa, pues al poco este barco deja ver su verdadera cara (y brazos, que agarran a Jimmy y le impiden escapar). El barco está controlado por la bruja Wilhelmina W. Witchiepoo, que tiene la intención de secuestrar a Jimmy y robar a Freddy, y que controla toda la acción montada sobre Vroom Broom, su escoba turbo-propulsada y con sidecar. Pero no sabe que nuestro dragón Pufnstuf la tiene vigilada, y consigue rescatar a Jimmy y Freddy y llevarlos a la Isla Viviente, de la que él es el alcalde.

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The Living Island, la Isla Viviente (ya quisiera la isla de Perdidos) hace honor a su nombre: en esta isla todo, absolutamente todo, tiene vida propia y habla. Sus habitantes animales, los árboles, el reloj de cuco, el camión de bomberos, las casas, los castillos, los libros, los champiñones… Lo que venía bien, porque hacía que virtualmente cualquier parte del escenario pudiera ser un personaje, y en general eran parodias de celebridades de la época, como Mae West o John Wayne.

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Witchiepoo vivía en su castillo, que se encontraba también en la Isla Viviente, junto con sus secuaces, el buitre Orson, Seymour la Araña, el Murciélago Estúpido y los Guardias Esqueleto que protegían la entrada al castillo. De hecho, toda la Isla Viviente estaba bajo el poder y la magia de Witchiepoo, a excepción de la zona controlada por Pufnstuf, que tenía la habilidad de contrarrestar la magia malvada de la bruja, lo que, por descontado, lo convertía en su archienemigo.

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La serie se desenvolvía alrededor de dos tramas fundamentales: los intentos de Witchiepoo de robar a Freddy, y los intentos de Jimmy y Freddy por volver a su casa. Ambos igualmente infructuosos.

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La Isla Viviente estaba infestada de la más variopinta colección de fauna y flora parlanchina, y todos en la Isla, a excepción de Jimmy y Witchiepoo, eran o bien marionetas o bien “marionetas-humanas”, con disfraces que los cubrían por completo, de estilo similar a marionetas al uso.

Si tenéis curiosidad podéis googlear un poco para conocer algo más de los secundarios; por aquí he ido dejando algunas imágenes.

Personalmente, lo que conocí de esta historia fue su adaptación a película, que condensó en su metraje la trama principal que he contado, y añadió algunos alicientes propios de una producción para salas. Fue estando aún la serie en producción cuando se les ofreció a los Krofft la oportunidad de adaptarla como largometraje.

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Dicho y hecho, en enero del 70 comenzaría el rodaje de esta cinta, que sería muy curiosamente producida entre la Universal y Cereales Kellog’s, patrocinador de la serie, y que conservaría la mayor parte del reparto de ésta. “Pufnstuf” (el título original de la película prescindiría de las iniciales «H.R.») se estrenaría en Estados Unidos en mayo de 1970. No estoy seguro de si se llegaría a estrenar en España, pero sí de que se editó en vídeo en algún momento de principios de los 80 en versión doblada y bajo el título “La flauta mágica” (nada que ver con Mozart, precisamente). Conservo este VHS como oro en paño.

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Las novedades principales fueron la incorporación a la historia de un aquelarre de brujas en el castillo de Witchiepooh, una reunión a la que acudirían todas las brujas y en la que se decidiría la ganadora del premio a la Bruja del Año; ésta es la excusa argumental del film para el interés de Witchiepooh en robar a Freddy: impresionar de esta manera a la Bruja Suprema y hacerse con el título. Incidentalmente, las candidatas tendrían también que demostrar sus habilidades en cante y coreografía, y habrían de interpretar un numerito que agradara a la Bruja Suprema. Ah, y además, las brujas, en esta historia, a lo único que realmente tienen pavor es a los ángeles, y así se disfrazan los habitantes de la Isla para rescatar a Pufnstuf del castillo de Witchiepooh. ¿Surrealista? You’ve got no idea.

En cuanto al plantel protagonista, el papel de Jimmy fue intepretado por Jack Wild, que en su momento gozaba de una enorme popularidad al haber sido nominado al Óscar en el 68, con sólo 16 años, por su papel en el musical “Oliver!”; la carrera de Wild no llegó realmente a despuntar después de estos dos papeles, y aunque se mantuvo activo durante los 70 y parte de los 80, sus graves problemas de alcoholismo le pasaron factura, y ya desde mediados de los 70 su carrera se vio resentida por los efectos del alcohol, que también le costaría su matrimonio una década más tarde. Aunque tras varios intentos de rehabilitación haría algunos amagos de volver a la gran pantalla (podemos verle por ejemplo en “Robin Hood, Príncipe de los Ladrones” del 91 con Kevin Costner) nunca volvería a retomar ni de lejos una posición similar a la que tuviera a finales de los 60. Wild murió en 2006 víctima de cáncer. Había pensado en incluir algunas fotos suyas en sus últimos años, hay incluso varios vídeos en Youtube, pero son un poco cortapuntos para la idea de esta entrada. Buscadlos si tenéis curiosidad.

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Sin embargo, para mí, e imagino que para la mayoría, el alma de esta historia era Billie Hayes, en el papel de Witchiepooh. Su interpretación era absolutamente histriónica, llena de movimiento y gesticulaciones y, con diferencia, lo más divertido de la cinta, con sus ridículos planes y sus más ridículos (y torpes) secuaces. Era una bruja mala, fea y absolutamente adorable. Sin ser una actriz de primera fila y no precisamente fácil de ubicar en otras producciones, Billie Hayes (que cuenta ya con 82 años), se ha mantenido siempre activa. Su papel de Witchiepooh fue tan recordado que interpretó a una bruja de características parecidas en Embrujada; también haría trabajos de doblaje, destacando “Taron y el Caldero Mágico” de Disney o, en televisión “Johnny Bravo” o “The Batman”.

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Para la película se contó con dos estrella invitadas de nivel, Cass Elliot (de The Mamas & The Papas) en el papel de la bruja Hazel, la rival de Witchiepooh para el título de Bruja del Año, y la espléndida e imparable Martha Raye como la Bruja Suprema.

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Y no puedo cerrar esta terrorífica entrada sin mencionar uno de los asuntos más interesantes y curiosos cuando se habla de Pufnstuf, la leyenda urbana (desmentida por los Krofft en numerosas ocasiones, aunque para mí que con la boca muy chica) acerca de las referencias a las drogas a lo largo de toda la producción. Ya de por sí el tono psicodélico y surrealista de la historia, y su colorida puesta en escena, junto con sus canciones entonadas por toda una suerte de seres y objetos parlantes puede hacernos arquear una ceja si nos hablan de ello. No deja de ser cierto que esta producción es, como pocas, hija de su época, y esto se refleja de manera evidente, por ejemplo, en las vestimentas de algunos de los personajes (no encontrarás árboles más hippies que los de la Isla Viviente, con sus “Woaa, colega” siempre en la boca). El tema principal de la serie, «He can’t do a little, ‘cause he can’t do enough» se ha visto como una referencia a la naturaleza adictiva de las drogas. Pero la referencia que siempre se menciona es el propio título original de la serie: «H.R. Pufnstuf»; no son pocos quienes ven este título como una mención directa a los canutos de marihuana: H.R. serían las siglas de hand-rolled (enrollado a mano) y Pufnstuf sería el puffin’ stuff (la marihuana, precisamente). Marty Kroft en persona declaró que H.R. quería decir Royal Highness al revés.

ButOfCourse

Sea como sea, lo que sé es que siendo yo renacuajo no dejaba de querer ir a esta Isla. Ahora me pasa lo mismo. Me encantaría probar la materia prima autóctona.

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